jueves, 2 de abril de 2020

DES-TIEMPO

Sin título, JORGE SARMIENTO, collage.
Por Rafael Sarmiento
Pienso que un buen nombre para lo que nos está pasando podría ser “estado de des-futuro”. Y no estoy seguro si sea correcto o justo decir “lo que nos ‘está pasando’”, porque salvo lo pandémico como tal y sus actividades afines o consecuenciales, pareciera más estar aconteciendo una suerte de parálisis temporal del desarrollo humano que otra cosa. Claro, en el correlato épico de la logística sanitaria que está resistiendo y lidiando contra el Coronavirus, hay un hacer frenético, innegable y reactivamente necesario. El resto de los aconteceres parecen estar frenando abruptamente, obligando a una suspensión del futuro, confinándonos al presente.
Imagino que la idea es provocar incertidumbre hasta paralizarnos, comunicarnos miedo hasta imponerlo y exigir al máximo la resiliencia de eso a lo que llamamos pueblo. El pueblo de nuestras ciudades, de nuestras naciones, de todo el mundo y de nuestras almas. Los que logren resistir, los que resistan más, se salvan. Y siempre el hilo se corta por lo más delgado. O sea, los más débiles, los más vulnerables. En ese sentido el Coronavirus es genocida.
Por otra parte, la palabra virus viene del latín virus. Ahí significa “zumo de plantas nocivo para la salud”, es decir, veneno. De ahí también las palabras virulento y virulencia. La palabra virus latina se asocia con la raíz indoeuropea weis (fluir, veneno) y con el griego ióc (ios = veneno). La palabra corona, en tanto, viene del latín corona. Y la palabra latina corona también viene de una raíz indoeuropea: *sker-2-; relacionada con curvatura y de donde vienen las palabras curva y círculo. *Sker-2- es doblar, encorvar. ¿Habrá alguna relación con ese urgente llamado estadístico a “aplanar la curva”? No lo sé. Quizás la cuarentena me esté llevando a reflexiones destempladas o demasiado místicas.
Lo que sí podría decir, y con la evidencia a la vista, es que el Coronavirus es un veneno nocivo que, así como lo señalan aquellas locuaces indagaciones etimológicas vertidas en el párrafo anterior, quiere doblarnos como sociedad, doblarnos el alma con la muerte, dibujando un círculo fatídico en el que la parte alta de la curva es la cuantía mortuoria, la sanguinaria geometría del presente, la ovalada incertidumbre del futuro y el reguero de cadáveres ardientes en el crematorio del pasado.
Algo ocurrió en este juego de ajedrez. Algo los obligó a responder con este enroque que tiene secuestradas las conciencias, anulando la revolución a costa incluso de parar el supuesto progreso cultural de la sociedad capitalista. Esa es la gran especulación bursátil del momento, con terroríficos índices de muertos diariamente y una incontrolablemente macabra virulencia que se cuela por todas partes hasta paralizarlo todo.
Ahora que nos privan del futuro, entiendo por qué les interesa tanto borrarnos el pasado. Yo creo que también quieren arrasar con nuestro derecho a construir el presente y marginarnos hasta del tiempo, obligarnos bajo amenaza de muerte a que emigremos hacia un territorio de des-tiempo, que no tengamos memoria ni proyecto, que perdamos el control del movimiento, la dopaminérgica energía de nuestra voluntad, la animación de nuestros sueños.

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